miércoles, octubre 17, 2007

Germán Espinosa

Te escribe Andrés Mauricio Muñoz desde Bogotá con la noticia triste de la muerte de Germán Espinosa.
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Semanas atrás terminaste de leer su última novela Aitana, un libro transido de dolor por la muerte de su mujer, Josefina. Qué te ocurrió cuando tuviste que romper el tono de fiesta de Bogotá 39 y decir en menos de un minuto que tenían en Bogotá a un gran escritor que estaba muy enfermo, que lo quisieran. Estas son tus torpezas mediáticas que no sabes dominar, te traiciona el sentimiento. No hay manera de querer a un escritor más allá de volver a sus libros, porque en persona pocos saben dejarse querer.
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Él se hizo querer cuando te acogió en su casa casi un mes y en una noche feliz recitó de memoria poemas enteros de Darío y, como un chico, como el que tú eras en ese momento a los veinte años, se pusieron a cotejar la mejor traducción de El Albatros de Baudelaire, para concluir que la mejor era, de lejos, la de Andrés Holguín.
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Vuelve a sus libros, a La tejedora de coronas, su gran novela. Y no pierdas de vista lo que escribió en su libro de ensayos La liebre en la luna: "En arte, toda oficialización es sepelio". Espinosa se mantuvo siempre al margen. Sabía o intuía que ese era su camino. Ahora empezará esa otra vida que cultivó con sus libros. Fue un maestro para ti y para muchos escritores jóvenes de Colombia, como pudiste constatar en Bogotá, y sólo ahora lo entiendes, por una ética de la escritura.
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Pero todo esto ya no importa.

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3 comentarios:

Blogger LaLola ha dicho...

Estimado Leonardo,

Esto va a proposito de Baudelaire: tengo una traduccion de El Albatros, pero no se de quien es. Sera de Holguin? Te agradecere sacarme de la duda.
EL ALBATROS

Frecuentemente, para divertirse, los tripulantes
Capturan albatros, enormes pájaros de los mares,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío deslizándose sobre los abismos amargos.

Apenas los han depositado sobre la cubierta,
Esos reyes del azur, torpes y temidos,
Dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
Como remos arrastrar a sus costados.

Ese viajero alado, ¡cuan torpe y flojo es!
Él, no ha mucho tan bello, ¡qué cómico y feo!
¡Uno tortura su pico con una pipa,
El otro remeda, cojeando, del inválido el vuelo!

El Poeta se asemeja al príncipe de las nubes
Que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero;
Exiliado sobre el suelo en medio de la grita,
Sus alas de gigante le impiden marchar.

20 de octubre de 2007, 22:30  
Blogger Silver Editions. Colina Revista. ha dicho...

Un abrazo grande. He visto a Caytran en Ríoacha hace dos semanas y con una caja de libros que se rebosaban el cubo.

21 de octubre de 2007, 4:27  
Blogger Jorge Osinaga ha dicho...

Tengo "La liebre en la Luna", excelente libro de ensayos. Saludos.

10 de noviembre de 2007, 9:19  

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